Capitulo 1
Una canción, golpea y desgarra el viento; es
eso. El eco retumba en el cielo violeta, el dolor, los pinchazos… la sensación de
estar encadenado al suelo. Muerdo, trago, mi pecho se infla. ¿Esto está
entrando o saliendo de mi boca? ¿Pero qué es?
-¡Esto es lo que querías! O quizás, te
equivocaste de nuevo y eres tímido para decirlo.
La canción, más clara, más cerca. Es la voz
de una niña. Logro mover mi cuerpo y sentarme, nada me sujeta, nada en mi pecho…
solo el aroma a hierba, no…, a flores, valerianas. ¿Cómo se que flor es? El ruido
de unas olas golpea mis tímpanos, a lo lejos se ve un océano, pero está en el
cielo, son nubes de agua! No distingo los colores. Violeta, azul. Naranja.
Siento que si me pongo de pie flotare hasta ese cielo de un mar calmo pero
amenazante.
No puedo volar. No puedo.
-¡Ey, Caleb!
Es la voz de una niña, ¿Ella estaba cantando?
-¡Tonto! –exclamo soltando una carcajada.
Sonaba tan natural, como los latidos de mi corazón,
yo conocía esa voz, esa risa, que…
-¡Despierta ya!
Abrí los ojos y salte del asiento, dándome la
cabeza contra la ventana del coche.
Mama me sostenía con una mano mientras con la
otra agarraba el volante, algo asustada, con los ojos exaltados.
Freno el coche lentamente. Y a juzgar por su expresión
parecía que algo le había pasado a mi cara.
-¿Qué mierda fue eso? –pregunto en su tono más
cordial, por así decirlo.
Revise mi cuerpo, pensando que quizás habíamos
evitado un choque o algo así; pero pronto me di cuenta de que el problema era
yo. Mis manos estaban rojizas, mi cara también, y… había lágrimas en mis
mejillas. ¿Qué mierda acaba de pasar?
-Una pesadilla… -dije, recuperando el
aliento.
-¿Otra vez? –exclamo ella en tono preocupado,
con una pizca de cansancio en su semblante.
-Si –murmure.
-Creí que la medicación estaba funcionando.
Dios mío. Otra vez tendremos que ver a alguien. Estas hasta arriba de fiebre y
tu piel tienen erupciones.
Ella se reclino sobre su asiento, tomando un
largo respiro. Luego busco en su cartera y me dio unas pastillas de un color no
habitual a las que tomaba siempre, unas azules esta vez.
-Lo siento, yo, olvide tomar las otras ayer –admití,
culpable.
Mama se llevó las manos a la cara y corrió sus
mechones rojos. Tenía el pelo más corto de lo normal, pero aun así lucia
desaliñada, o era el estrés de la situación, o de la mudanza.
-Chico tonto –cerro los ojos y busco
calmarse-. No importa, los síntomas no deberían ser tan agresivos, debemos ver
a otro especialista, tan pronto como nos acomodemos. Bebe un poco de agua.
Estamos a solo 20 kilómetros.
El resto del viaje comí unas papas y básicamente
todos los snacks que había comprado con la tarjeta de mama en una gasolinera al
sur. Ya me sentía mejor. Quizás solo necesitaba agua. ¿Agua? Mire al cielo,
solo nubes, no había olas gigantes viniendo en mi dirección. Solo un sueño,
solo una pesadilla. Pero de alguna manera sentí algo dentro de mí, adrenalina,
nunca tuve miedo de las olas, porque nunca vi una en mi vida.
Capítulo 2
Llegamos por la noche a Nauchatel, ciudad
pequeña en la frontera de las Colonias Mapple. Un valle rodeado de montañas al
norte, y bosques al sur. Por supuesto no me fije en el paisaje, era de noche,
apenas si había luces en la calle y en la casa. Ah, la casa. Por la mañana me daría
cuenta de cuál era la situación, ingenuamente me dormí en uno de los sofás del
living junto a una chimenea apagada. Al
otro día unos hombres del pueblo vinieron a ayudar con la mudanza y acomodar el
lugar mientras un par de señoras amables terminaban de limpiar los rincones.
Era gente caucásica en su mayoría, supongo locales; todos tenían esa mirada
curiosa, mas sobre mama que sobre mí. Y fue luego de eso que Salí afuera y finalmente tome conciencia de que era este
lugar.
¡Era una mansión!
Bueno, no tanto. Pero si una casa enorme de
dos pisos. Algo vieja y despintada, y cuando lo pensé mejor, parecía la casa
del asesino de Psicosis. Sí. Definitivamente este lugar era algo perturbador.
Ahora entiendo el precio.
-Parece la casa de Psicosis cierto? –Dijo mama
detrás de mí.
Llevaba una camisa a cuadros, unos jeans y
botas, y una gorra trucker. Se había mimetizado con la población local más rápido
que un camaleón.
-No lo sé, quizás si la pintamos –dije. El
sol ya había salido y tuve que cubrirme la cara.
-Ponte algún abrigo, estamos en otoño y aquí es
distinto al sur.
Mama paso a mi lado y fue directo a compartir
algo de café con los ayudantes.
Me di la vuelta y revise mis bolsillos
arrugados; me había dormido con ropa, como casi siempre. Saque un bollo de papel y cuando lo desenvolví respire
aliviado, los sellos no estaban rotos. El cheque aun servía.
Mama no sabía de esto. No podía. El cheque lo
había conseguido de manera muy estrambótica y solo tenía que ir a la sede
bancaria más cercana para intercambiarlo por efectivo. Eso era todo. Un bolso
grande, algo de ropa, y podía por fin decidir mi destino. Una decisión. Ir al
oeste en el primer tren que encontrara.
Ver el océano.
Allí cerca de donde vivía Ben, uno de los
tantos ex novios de Mama que me había criado por un tiempo. Era carpintero y solía
hacer cunas y juguetes de ese tipo, para niños. Estuvo seis meses con mama
antes de que nos mudáramos. Sé que él quería estar con mama de manera más seria
y formal; pero ella no era de formar lazos. Yo sí. Ben me dijo que iría a trabajar al Oeste, que tenía un hermano
surfer allí, que podía ir cuando quisiera o si algo sucedía con Mama.
Lo pensé un tiempo, más de un año.
Conseguí el dinero.
Tome la decisión.
Iba a dejar a Mama.
Tenía muchas razones. La principal era que
estaba cansado de viajar pero siendo honesto, la real razón era la de no tener
amigos, ni, bueno… amigas, por así decirlo. Era difícil formar vínculos con mis
compañeros de preparatoria sobre todo cuando sabía que mi madre era Policía. Podía
entenderlo, los chicos geniales y las chicas problemáticas tienden a ocultar
muchas cosas. Y yo no era de videojuegos o libros de dragones para ser amigo de
los chicos menos populares; simplemente me veían como un bicho raro todos por
igual.
¿Podía cambiar eso si me iba? Quizás sí. Un
nuevo nombre. Un nuevo comienzo.
Había mas razones. Obviamente.
Aun así no quería que mama se volviera loca.
Siempre sentí que las mudanzas eran por mi culpa. Ella no lo decía claramente.
Pero yo lo sabía, en el fondo. Quizás si era un bicho raro después de todo. Ni
alto, ni enano, un simple chico muy delgado con cabello trigueño y largo.
Iba a esperar unos días, la preparatoria
comenzaba el otro semestre; mama había mencionado algo de una escuela nocturna,
pero ya no importaba, no pensaba quedarme.
Dejaría algo del dinero en su cama, y me iría
en una semana.
Fui hasta al auto a buscar algunas de mis
cosas de una caja; una pelota de básquet, unas camisetas, unos peluches, y un
bate de beisbol (todos regalos de cumpleaños de mis potenciales padrastros que
no fueron)… al abrir el baúl y sacar las cosas el bate de beisbol se me resbalo
y cayó al suelo, rodando hasta el pavimento. Oh si, estábamos cerca de la
carretera en una curva que iba subiendo hacia las montañas. Cuando corrí para
alcanzar el bate, vi el cartel al costado de la carretera. Un cartel azul que
marcaba el nombre del bosque más cercano a unos Diez kilómetros.
El cartel estaba con unas perforaciones y
rajaduras que parecían como si alguien hubiera clavado un rastrillo en él.
Cuando mire mejor, parecía como si unas garras perfectamente simétricas habían marcado
ese cartel de punta a punta.
Extraño. Osos supongo.
Quizás odiaban el lugar también, quizás solo querían
ir a una playa, sentarse con un refresco, y ver el océano.
Roce con mis manos las aberturas del cartel,
y luego di un golpe pequeño con mi puño. Como tocando una puerta.
-Bosque Privado, compañía Sekmec –exclame
leyendo.
Extraño. Era la compañía que fabricaba mis
pastillas.
Hola chicas, chicos, como estan espero bien. Personalmente hoy no viene para hablar de mi o de mi situacion actual de salud y de vida; simplemente quise escribir algo sobre mi libro, que he venido trabajando en el proyecto todo el año aunque en realidad no escribo hace años. ja. Solo junto informacion, ideas, personajes, tramas, cosas locas.
ResponderBorrarNo estoy bien de animo, asi que intente ensayar lo que seria el comienzo de mi primer libro. No se si esta bien o no, claramente estoy oxidado con muchas cosas, ademas de que siempre improviso sobre la marcha.
La idea en general creo se entiende y espero lo lean y dejen sus consejos y preguntas. Esto es solo una prueba no va a ser el comienzo de nada, salvo que alguien me lo pida, y podria escribirlo como ensayo para el blog asi me doy un poco de animo, es un año dificil como les dije. La idea era comenzar el libro fuertemente en marzo. Pero veremos que depara este tiempo.
un abrazo y los quiero.
volvi, (iba por una coca y volvia ja) Bueno para los que no saben la trama de mi saga, basicamente al estar siempre en construccion, la saga va ed muchas cosas, pero lo principal, digamos el personaje eje (aunque hay muchos mas adelante), es Caleb, un adolescente algo perdido en la vida que solo quiere una vida normal, cosa que con su madre no puede tener ya que viajan de lado a lado, a veces huyendo de cosas metaforicas o no tanto. Caleb comienza a sospechar con el tiempo de su madre y algo que no le esta diciendo, esto hace que tome sus decisiones en este capitulo.
ResponderBorrarPero hablando de este primer lbro en particular, se entiende que han llegado a un pueblo espeluznante con su propia historia de terror detras; conspiraciones, drogas, una fabrica de chocolate... y todo tipo de monstruos que iran saliendo al azar. Pero Caleb no esta solo, otrs y otras le esperan, algunas incluso le han seguido hasta aqui; que esconde Caleb dentro de si en realidad? Todo lo que se ve en estos capitulos dice mucho, incluso lo que no parece importante. Les prometo que esta primera parte esconde muchisimas cosas increibles, miren al cielo, pero miren a la oscuridad tambien. ¿Quien es Caleb?