El sonido es ensordecedor, las turbinas del avión van a
contra corriente, contra una cascada de viento y lluvia, la tormenta más fuerte
que la humanidad haya presenciado. Voy sentado en la bodega de carga de un
airbusA400m; los soldados lo bautizaron Noé desde hace unas semanas, el nombre
le ha dado suerte, es casi el ultimo que queda en su tipo en el mundo; los demás
han sido destruidos o derribados, ya sea por fuerzas militares enemigas o por…
esas cosas en el aire: les llamo ratas aladas, pero se lo que son, todos
sabemos, el olor que presagia su llegada inunda el compartimiento; azufre,
amoniaco… son criaturas del averno, reclamando un pedazo de cielo, pero no el
del señor, sino el nuestro. Ratas con alas.
En mi mano tengo mi teléfono móvil, observó las fotos mientras
la nave tiembla. Imágenes de tiempos mejores, de los pequeños oasis de … no sé cómo
llamarlo, felicidad tal vez; ojala hubiera vivido más tiempo para entender esas
cosas.
Mary me mira del otro lado de la bodega, sentada con
auriculares puestos, la rodean varios soldados, chicos y chicas jóvenes como
nosotros… los de más experiencia están abriéndonos paso debajo o a los
costados, muriendo… de manera rápida espero porque se lo que hacen con los
heridos, se lo que el enemigo hace.
Los ojos de Mary van de un lado a otro, color miel, que
hace juego con sus pecas y tez trigueña, y su largo cabello negro; trago saliva
al verla más de unos segundos, tiene ese efecto, el de la chica imposiblemente
hermosa que me hubiera dado vuelta a ver todos los días en la preparatoria.
Pero que estoy pensando…, con todo lo que ha pasado entre nosotros, entre
nuestro grupo… la muerte de Michael… mi hermano.
Mary no ha podido mirarme a los ojos desde que paso… me
culpa, por no ser fuerte, por ser cobarde quizás. O a lo mejor se culpa a ella
misma, la chica que podía sanar a todas las personas del mundo solo con el
toque de sus manos… y convertir el agua en vino y multiplicar los panes; pero
que no pudo salvar a alguien que amaba de verdad.
—Gabryel.
Giro mi cabeza y veo a Ana, me extiende una botella con
una mezcla de vodka y jugo de naranja. La tomo y bebo de ella. Esta caliente,
pero llena mi cuerpo de electricidad. Paso la botella y los soldados beben,
temerosos y sudados, me saludan asintiendo la cabeza. El que no bebe es Joseph,
lo normal siendo un joven estudiante de la iglesia adventista de un pueblo que
ya no recuerdo si esta aun en el mapa; nuestro exorcista más feroz, que hasta
hace semanas se la pasaba jugando video juegos y subiendo reels en redes sobre
muñecos de animes japoneses en su tiempo libre.
La alarma roja se enciende por arriba de la cabeza de Mary.
—Estamos en la ciudad, prepárense para el salto, no
tenemos mucho tiempo hasta que las ratas lleguen –exclama una voz a través del
comunicador.
Todos se ponen de pie casi al unísono menos yo, que sigo observando
a Mary mientras me pregunto si todo esto valdrá la pena; si todas las muertes y
destrucciones de ciudades están valiendo la pena por esta chica, por su lucha y
por Nuestro Padre. ¿Acaso es mi padre también? ¿O solo somos herramientas,
todos nosotros, para escribir un capitulo más en un libro sagrado que leerán generaciones
en el futuro?
Todos se ponen paracaídas, finalmente me levanto y busco
mi espada que está en su funda, escondida entre el equipaje; la compuerta se
abre, y el viento entra escupiéndonos en la cara.
Los soldados arrojan al vacío los cargamentos con GPS y paracaídas;
y luego controlan sus relojes mientras se ponen sus máscaras; Josep ayuda a
Mary a ponerse ambas cosas mientras Ana me palmea la espalda, el aroma de su
perfume entra en mí, mientras ella recoge su cabello color fuego.
—¿Estás listo chico granjero?
—Claro que no –exclamo en tono serio, luego sonrió; ella
hace lo mismo.
Un soldado nos interrumpe.
—¿Dónde están sus paracaídas y máscaras?
Los demás soldados giran hacia nosotros y comienzan a
soltar carcajadas cómplices.
—Ellos no necesitan eso hermano –exclama un soldado joven
de lentes.
Ana y yo pasamos a través del grupo y lideramos la fila. Los
primeros en saltar.
—¡Arcángel Gabryel, Arcángel Uriel, bendecidos con la
Gracia del Señor! –grita Josep, haciendo los honores y habitual arenga.
—¡Es Ana, idiota! –Ana pellizca a Josep y todos ríen.
—¡Esta bien…eh… ejem… Gabryel y Ana! — prosigue Josep—, guíenos
en esta tormenta, hacia las puertas del Edén si es nuestro destino, pero no sin
antes matar a la serpiente.
Los soldados gritan eufóricos, Mary está asustada, miro
por encima de mis hombros y veo ese destello en sus ojos. Ella me está mirando.
Asiento con la cabeza y ella parpadea.
Le doy la espalda al vacío mirando a todos y mi camisa y
saco se sacuden con el viento.
—Pase lo que pase, sobrevivan todos. Déjennos a nosotros
lo demás.
Ana toma su arco y lo ata a su espalda.
No espero más y me dejo caer al vacío con los brazos
extendidos… el salto es violento y no tardó en dar vueltas en el aire, veo a
Ana y los demás seguirme a cientos de metros. Me concentro y estabilizo mi
vuelo, la energía fluye a través de mí y es como si me estuviera quemando en
vapor pero no siento eso, sino más bien una sensación de adrenalina. Debajo de
mi observo una ciudad en llamas, humo negro, destellos de todo tipo; y una luz cegadora que acaba de detonarse a
decenas de kilómetros.. Una explosión nuclear…
Y mientras más me acerco al suelo, más veo los tentáculos
del leviatán alzando puentes entre los no muertos y las ratas; todos viniendo
por nosotros, mientras en el Empire State espera sentado en su trono el imbécil
al que debemos romperle el trasero.
Mientras el mundo ora por nosotros, para que le demos
otro amanecer.
El sol saldrá de nuevo… no vamos a perder esta vez… yo…
no voy a perder esta vez.
28 días antes
Capítulo 1
La bocina de un camión me despierta mientras mama conduce
el auto hacia mi nueva preparatoria. El maizal al costado del camino hace juego
con los letreros, mientras el sol de la mañana toca la piel de mi antebrazo.
Finalmente llegamos tras dar varias vueltas por el pueblo
tratando de encontrar el establecimiento. Mama me abraza mientras se despide
apurada, también es el primer día de su nuevo trabajo como secretaria en una
empresa de Semillas.
-No te metas en problemas –me dice en tono comedido-. Y
ya deja de teñirte ese pelo.
Me pasa la mano por el pelo y cuando salgo del auto me
miro por el espejo, mechas claras en mi pelo enrulado negro; lucia mejor en el
tutorial.
-Te veo luego Ma –exclamo y cierro la puerta.
Al subir unas pequeñas escaleras para entrar en la galería
del exterior de la Preparatoria casi tropiezo, me aferro a un barandal y unas
chicas y chicos pasan a mi lado sonriendo cómplices.
Es una nueva escuela, quizás esta vez sí pueda terminarla
y buscar algún trabajo y universidad luego; no lo sé aun, cualquier lugar donde
pueda seguir pintando mientras encuentro las respuestas que busco. De lo que
casi no hablo con mama, de los sueños raros, de las voces…, quizás todo termine
el día que deje de pensar en ello y conozca una chica linda y la invite a
salir, o cuando tenga amigos de verdad.
Quien sabe…
Quien sabe lo que depara el futuro.
Pero estoy seguro que el sol saldrá mañana para mí, y que todo estará bien.
Fin.
hOLA, A todos.
ResponderBorrarSe me ocurrio una idea y queria compartirla, no corregi demasiado, solo escribi porque literal hace un año no lo hacia de esta manera. Se sintio bien je. Luego me dicen si les gusto o algo asi je. Es algo asi como una idea para una Saga, pero solo eso je.